Factorías extranjeras en Isla del Chubut, obra ganadora del Fondo Editorial y escrita por el destacado investigador y doctor en geografía Fernando Coronato.
La obra explora un capítulo prácticamente desconocido de la historia patagónica: la instalación de factorías francesas, inglesas y estadounidenses en islas del Golfo San Jorge durante el siglo XIX, en momentos donde la soberanía argentina sobre el sur del país era aún teórica.
Islas clave y una presencia olvidada
El libro se centra en las islas Leones y Tova, ubicadas en la costa norte del Golfo San Jorge, al sur de Camarones. Se trata de las mayores islas del litoral chubutense, con una superficie de alrededor de 500 hectáreas cada una, y que en su momento albergaron actividad poblacional y económica.
“Son islas que tenían capacidad de albergar gente, y así fue. Durante décadas funcionaron allí factorías dedicadas a la producción de aceite de pingüino y extracción de guano, dos recursos naturales muy valorados en el siglo XIX”, explicó Coronato.
En tiempos donde el petróleo aún no había revolucionado el abastecimiento energético, la grasa animal era fundamental para la iluminación urbana y la elaboración de productos cosméticos. Lo que hoy genera rechazo por su impacto ambiental y ético, entonces era práctica habitual.
Bandera extranjera en territorio nacional
Uno de los aspectos más llamativos del libro es la denuncia histórica de una presencia extranjera en territorio argentino sin autorización formal.
“Hasta 1880 flamearon banderas extranjeras en estas islas”, relató Coronato, y añadió: “La Patagonia era vista internacionalmente como una tierra de nadie. Algunos pocos pidieron autorización, como un francés que se instaló en la ría Santa Cruz o Henry Libanus Jones, que en 1813 solicitó permiso para explotar fauna en Malvinas y el sur argentino. Pero en la mayoría de los casos, simplemente se instalaban y comenzaban a explotar recursos”.
Factorías: mucho más que fábricas
El concepto de factoría utilizado por Coronato no remite a una fábrica moderna, sino a un establecimiento de extracción y procesamiento básico de recursos, en este caso natural. Las instalaciones permitían recolectar guano, procesar grasas animales, almacenar y exportar mercadería.
El término también implica la existencia de una organización mínima, con trabajadores, infraestructura precaria y vínculos comerciales internacionales, todo esto en un territorio que aún no estaba plenamente integrado al Estado nacional.
La conexión trágica con la colonización galesa
Durante la entrevista, Coronato hizo referencia a un episodio estremecedor que conecta estas islas con la historia fundacional del pueblo galés en la Patagonia. En 1865, un grupo de mujeres y niños que se dirigía en barco desde Puerto Madryn hacia la desembocadura del río Chubut se extravió por más de dos semanas.
“El capitán del barco, un norteamericano de apellido Wood, había acordado hacer una inspección aérea de estas islas en busca de guano. Ese desvío, sumado al mal tiempo, provocó un retraso trágico en el viaje, generando una gran angustia entre los hombres que esperaban en Rawson, creyendo que sus familias se habían perdido en el mar”, narró el autor.
Este hecho, lejos de ser anecdótico, refuerza el papel central de las islas del Golfo en los procesos colonizadores y económicos de la región.
Un aporte pionero a la geohistoria patagónica
Leones en francés se inscribe como una obra pionera de investigación geohistórica, al combinar la perspectiva geográfica con el rigor de la historia documental. Coronato, ex miembro del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) y reconocido por su prolífica trayectoria académica, logra así recuperar una parte olvidada de nuestra historia.
Por el momento, el libro está disponible en el Museo del Desembarco de Puerto Madryn, y pronto se espera su llegada a librerías de la zona.