La Escuela N° 113 de Cerro Centinela, en plena cordillera chubutense, atraviesa una situación poco común: la presencia de pumas merodeando la zona escolar obligó a las autoridades a implementar un plan de contingencia inédito. La decisión fue tomada no por cuestiones climáticas, como suele ser habitual en el invierno patagónico, sino por la amenaza concreta que representa el gran felino para estudiantes y personal docente.
En diálogo con la radio, Miriam Palma, directora del establecimiento, explicó que la escuela —que abarca desde nivel inicial hasta secundario— debió retrasar su horario de ingreso a las 9:30 (una hora y media más tarde que lo habitual) para garantizar que los estudiantes lleguen con luz natural y acompañados.
“La escuela está retirada de la aldea, en una zona rodeada de árboles, un paisaje bellísimo pero aislado. Por eso tomamos esta decisión preventiva”, explicó Palma.
Una amenaza concreta: pumas en el predio escolar
El detonante fue el ataque a las instalaciones del gallinero escolar, que forma parte del proyecto de huerta y abastece al comedor de la institución. Los pumas —se presume que son varios— lograron ingresar al gallinero cerrado y mataron a las 40 gallinas que alimentaban el programa alimentario escolar.
“No se trata de perros. Identificamos las huellas de los pumas y ya se habían reportado daños similares en campos vecinos”, confirmó la directora.
Apoyo comunitario y medidas de seguridad
La situación ha generado una fuerte respuesta de la comunidad. La policía local acompaña diariamente los ingresos y egresos escolares, mientras que las familias se han mostrado comprensivas y colaborativas, incluso donando gallinas para reponer las pérdidas sufridas.
Sin embargo, antes de reintroducir los animales, será necesario reforzar el gallinero con tejido en las paredes y techo, para evitar nuevos ataques. “Estamos trabajando para cerrar completamente el espacio y garantizar seguridad”, indicó Palma.
Una escuela en medio del bosque
La escuela 113 cuenta con una matrícula de 75 estudiantes y un equipo docente que incluye profesores itinerantes provenientes de Corcovado y Esquel. La zona, ubicada en plena cordillera, es hábitat natural del puma, aunque nunca antes se había registrado un ataque directo a las instalaciones escolares.
“Sabemos que estos animales rondan la zona, pero es la primera vez que atacan dentro del predio escolar. Por eso decidimos actuar con responsabilidad sin suspender las clases, pero sí ajustando el horario y tomando todas las precauciones necesarias”, expresó Palma.