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Es clave una agenda energética de largo plazo para que lleguen las inversiones

La agenda energética 2050 de la provincia presentada recientemente en Buenos Aires es una señal auspiciosa, que va en el camino correcto para solucionar aspectos claves de nuestra matriz productiva.
Más allá de todo el potencial que se presentó ante los empresarios más importantes del país y ante los ojos de Nación, lo cierto es que se planteó una estrategia de mediano y largo plazo, algo fundamental para cambiar el esquema de explotación de nuestros recursos.
Hasta ahora la matriz ha sido netamente extractivista, sin ningún tipo de valor agregado, con un modelo exportador en el cual una tajada importante de esa competitividad pérdida y del dinero contante y sonante se lo queda el Gobierno Central a través de las retenciones.
A esa dinámica se le presentó un plan a 2050, independientemente de las gestiones de Gobierno y con certidumbres para la inversión que son fundamentales para que los capitales finalmente decidan venir a la provincia.
Proyectos como los de energías no convencionales, GNL, hidrógeno verde o la posibilidad de uranio y litio requieren de políticas públicas que garanticen en principio la correspondiente seguridad jurídica.
Algo de ello se habló durante el encuentro en Buenos Aires: lograr en muchos sectores la doble conformidad, tanto de la Provincia, como de Nación para que los anuncios de inversión puedan ser una realidad y no se caigan como ocurrió con el megaproyecto de Sierra Grande, en Río Negro.
El corto plazo llevado adelante durante décadas en la provincia ha sido el principal enemigo: causante del déficit fiscal crónico, de una provincia pobre pese a las riquezas naturales con las que cuenta y fundamentalmente de que no se hayan establecido los cimientos para un verdadero crecimiento sustentable.
Este paso que se ha dado junto a operadoras, empresarios, sindicatos e incluso con el acompañamiento concreto de las políticas públicas, es fundamental, pero debe ser parte de una cadena de acciones que nos permita cambiar de una vez por todas la realidad de Chubut.
La provincia no puede conformarse en ser una mera exportadora, cuando sus principales producciones hoy están atravesando una severa crisis. Esa visión de corto alcance no permitiría sobrellevar las cuentas más allá de unos años.
Al mismo tiempo evidencia la clara necesidad de una transición energética verdadera que tiene que encarar la provincia. Ya sin tiempo para dilaciones, ni discusiones vacías. El tiempo es el de planificar un futuro con nuestros recursos para una provincia rica en recursos y sostenible y con una vida digna para su población.

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