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Infartos repentinos: el enemigo silencioso que golpea sin aviso

Para despejar dudas, dialogamos con el Dr. Alberto Loyoia, cardiólogo (matrícula provincial 4190), quien ofreció una radiografía clara sobre esta problemática que, aunque invisible a simple vista, es una de las principales causas de muerte a nivel mundial.

La primera causa de muerte en el mundo

“Las enfermedades cardiovasculares —que incluyen infartos y accidentes cerebrovasculares— son la primera causa de muerte en el mundo”, advirtió Loyoia. En la Argentina, aunque los accidentes de tránsito ocupan el primer lugar, los infartos siguen siendo una amenaza crítica y muchas veces silenciosa.

El especialista fue contundente: “Uno de cada tres pacientes que sufre un infarto, muere súbitamente, sin llegar siquiera al hospital”.

Señales que el cuerpo sí da

Aunque muchas veces se habla de infartos “sin síntomas”, el cuerpo humano generalmente lanza señales, aunque estas pueden ser sutiles o esporádicas. Dolor en el pecho (como una fuerte presión), molestias en el brazo izquierdo, mandíbula o espalda, náuseas, vómitos, sudor frío o sensación de muerte inminente, son algunos de los signos a los que hay que prestar atención.

“Muchas veces esos síntomas aparecen de forma intermitente ante pequeños esfuerzos, y luego desaparecen. Por eso, se minimizan”, explicó el cardiólogo.

El rol del estrés y el estilo de vida

Factores como la hipertensión arterial —la “enemiga silenciosa”—, el colesterol alto, la diabetes, el sobrepeso y el sedentarismo, son las causas más frecuentes que deterioran nuestras arterias con el tiempo. Pero a esto se le suma un agravante moderno: el estrés crónico.

“El estrés genera inflamación en el cuerpo, eleva triglicéridos y puede provocar la ruptura de placas de colesterol, lo que termina obstruyendo arterias”, detalló Loyoia. En un contexto socioeconómico inestable, como el que vive Argentina, este factor se multiplica.

¿Y los jóvenes? También están en riesgo

Lejos de ser una enfermedad “de gente mayor”, la enfermedad cardiovascular comienza a desarrollarse en edades tempranas. “Estudios han demostrado que chicos de 20 o 25 años ya presentan acumulación de grasa en las arterias. Por eso, la prevención debe comenzar desde la infancia”, insistió el médico.

Incluso los deportistas no están exentos. Casos de muertes súbitas durante competencias deportivas se han vuelto noticia frecuente. “Aunque lleven una vida saludable, si hay antecedentes familiares o factores genéticos fuertes, el riesgo existe”, aclaró.

El problema de la falta de controles

Una de las principales causas detrás de los infartos repentinos es la falta de controles médicos. Según datos nacionales, la mitad de los hipertensos no sabe que lo es y de quienes sí lo saben, muchos están mal medicados.

“La educación es clave. En muchos países ya se enseña salud cardiovascular en la escuela primaria. Nosotros seguimos llegando tarde”, sostuvo Loyoia, quien subrayó también que las limitaciones del sistema de salud y las condiciones económicas son barreras reales para el acceso al control preventivo.

La clave: educación y prevención

“No hay estudio ni tratamiento que garantice el 100% de protección”, reconoció el cardiólogo, “pero sí se puede reducir muchísimo el riesgo si actuamos a tiempo”.

Los chequeos médicos deben comenzar mucho antes de los 40. Prestar atención a los signos del cuerpo, llevar un estilo de vida saludable, y promover la educación en salud desde la infancia, son las herramientas más eficaces para prevenir infartos y salvar vidas.

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