CESIMAR-CONICET
Según un trabajo realizado por científicos, el virus H5N1 revirtió el estado de conservación y podrían pasar décadas hasta su recuperación
Un grupo de especialistas del CONICET-CENPAT, Wildlife Conservation Society (WCS), Universidades Nacionales e Internacionales asegura que se podrían necesitar 100 años antes de que la población de elefantes marinos del sur de la Península Valdés vuelva a tener 18.000 hembras reproductivas como en 2022. Un estudio publicado en la revista Marine Mammal Science proyectó trayectorias poblacionales luego de la epidemia del virus de alta patogenicidad H5N1, a causa de la gripe aviar, ocurrida en 2023. Casi todas las crías nacidas en ese año murieron, en forma directa o indirecta, por esa enfermedad. Además, el virus mató a un número indeterminado de adultos reproductores.
Según el estudio del que participaron Mariano Ferrari, Elena Eder y Mirtha Lewis, investigadoras/es del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET) junto a investigadores de otras instituciones, indica que si el episodio hubiera afectado solo a las crías, la población podría recuperarse a los niveles de 2022 entre 2029 y 2051 debido a que la mortalidad natural en las primeras etapas de vida es de por sí muy alta. Pero si la enfermedad afectó a una parte significativa de la población reproductiva, el año esperado de recuperación podría ser 2091. Solamente si la tasa de incremento poblacional se acelerara por encima del 10 % anual, los tiempos estimados podrían ser más cortos.
Sin embargo, hay escenarios aún más dramáticos, como el que combina mortalidad de hembras adultas con la pérdida de oportunidades reproductivas por impacto sobre el sistema social a causa de la muerte de machos adultos. O cuando la epidemia se repite y mata a animales susceptibles a contraer la enfermedad. En el peor de los casos, la población se vería como en 2022 recién a mediados del siglo XXII.
La primera oportunidad de poner a prueba las hipótesis sobre el impacto poblacional fue la temporada reproductiva de 2024 durante los meses de la primavera. Los recuentos muestran que, en las áreas de mayor densidad de animales, el número de hembras reproductivas disminuyó un 67%: de 6.938 en 2022 a 2.256 en 2024. Estos resultados son compatibles con los escenarios de alta mortalidad de adultos.
En pocas semanas, la epidemia de 2023 revirtió el estado de conservación de una población que había crecido de manera constante durante medio siglo y tal vez más. De “saludable” pasó a ser “vulnerable” y con un futuro incierto. Las enfermedades infecciosas que impactan poblaciones naturales agravarán su efecto con el calentamiento global y solo las poblaciones resilientes sobrevivirán a estas amenazas, o sea, aquellas de tamaño considerable, amplia distribución y protegidas frente a otras amenazas que causan mortalidad. Sin embargo, el
cambio forzado del clima y la acidificación de los océanos están fuera de control. En este contexto, las epidemias son un posible camino hacia la extinción.
Los científicos sostienen la necesidad de realizar monitoreos periódicos que aporten datos y sirvan de alerta en el caso de niveles anormales de mortalidad. Las conclusiones se encuentran respaldadas por décadas de datos demográficos y de salud animal recopilados por investigadores del CONICET, de WCS Argentina, y la Universidad de California Davis.
Referencias bibliográfica: DOI: https://doi.org/10.1111/mms.70009