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πŸ’πŸŽΒΊ π€ππˆπ•π„π‘π’π€π‘πˆπŽ 𝐃𝐄𝐋 πƒπˆπ€ 𝐐𝐔𝐄 πŒπ€πƒπ‘π˜π 𝐒𝐄 ππ”π„πƒπŽ π’πˆπ 𝐏𝐀𝐍

Pese a los rigurosos dispositivos de seguridad montados por las fuerzas armadas, el 19 de junio de 1982 los madrynenses recibimos a los soldados de Malvinas en el buque Canberra, ya como veteranos de guerra luego de la rendiciΓ³n del 14 de junio, con los brazos abiertos y la mesa servida en un gesto de solidaridad que se engrandece con el transcurso del tiempo.

El convoy de camiones los llevaba ocultos tras las lonas verdes y atemorizados porque habΓ­an sido advertidos por sus jefes que el pueblo estaba enojado por la rendiciΓ³n en las Malvinas, que Galtieri habΓ­a sido echado del gobierno y que iban a ser apedreados. En el trayecto desde el Muelle Almirante Storni hasta la Barraca Lahusen, lugar donde iban a ser concentrados antes de ser trasladados hacia la Base Almirante Zar de la ciudad de Trelew, se formΓ³ un cordΓ³n humano a ambos lados de la calle.

Lejos de arrojar piedras, los madrynenses y otros vecinos de localidades cercanas, expresaban su solidaridad y cariΓ±o entre aplausos y lΓ‘grimas, llevΓ‘ndoles cafΓ©, tΓ©, galletitas, chocolates y pan… todo el pan que habΓ­a en el pueblo. Un vecino se sacΓ³ las medias y se las entregΓ³ a un joven que no tenΓ­a. Un viejito que se ayudaba con un bastΓ³n, repartiΓ³ los pocos pesos que llevaba en sus bolsillos. Un seΓ±or portaba varias pizzas, sobrepasΓ³ al militar que querΓ­a impedir su paso para repartirlas entre los ex combatientes. Un comerciante de nuestro medio, junto con su esposa, se encargaban de traer recipientes con tΓ© caliente que bebΓ­an los jΓ³venes con inocultable satisfacciΓ³n. Uno de los efectivos destacados le ordenΓ³ a uno retirarse del lugar y ante la reacciΓ³n del matrimonio optΓ³ por alejarse. Un vecino de Madryn, con su hija en brazos, luego de un altercado con el suboficial manifestΓ³ a la prensa: β€œYo vengo a ver a mis soldados! CΓ³mo no me van a dejar pasar?. Estos son parte de los testimonios recogidos por el Semanario β€œImpacto” en su ediciΓ³n del 26 al 2 de junio de 1982.

β€œEstΓ‘bamos preocupados en serio y muy tristes, pero cuando vimos cΓ³mo nos aplaudΓ­an y nos vivaban al pasar, nos sentimos renacer y muy sorprendidos. No lo esperΓ‘bamos. No esperΓ‘bamos este recibimiento tan cariΓ±oso, por eso sentimos la necesidad de darles algo y arrojΓ‘bamos lo que podΓ­amos de nuestros uniformes”, expresΓ³ un veterano de Malvinas a la Directora del Semanario β€œImpacto” NΓ©lida Manera de Cagnoli, apenas arribado a la ciudad.

En la Barraca Lahusen se concentrΓ³ la mayor cantidad de gente que, venciendo el dispositivo de seguridad, deseaba expresar su cariΓ±o a los jΓ³venes que volvΓ­an de la guerra llevΓ‘ndolos a sus casas para poder comunicarse con sus familias e informarles, nada menos, que habΓ­an sobrevivido a una guerra absurda. AllΓ­ estuvo Mabel Outeda, propietaria de β€œCero FotografΓ­as” que tenΓ­a a su cargo las fotografΓ­as de β€œImpacto”, valiente mujer comenzΓ³ a disparar velozmente su cΓ‘mara rΓ©flex Pentax K1000 para dejarnos el testimonio fotogrΓ‘fico de esos dΓ­as que hoy pueden descargarse libremente desde este sitio https://drive.google.com/…/1_iLU3BKE_rXp… gracias al profesor GastΓ³n Ballesteros y el Centro de Veteranos de Guerra de Puerto Madryn.

Recientemente Mabel Outeda manifestΓ³: β€œYo encarΓ© y le dije a mis compaΓ±eros que estaban sacando fotos: ustedes pueden sacar la mejor foto cuando me peguen un palo en la cabeza”. BajΓ© la mΓ‘quina en un momento y dije β€˜no mΓ‘s fotos, tomo telΓ©fonos’. EmpecΓ© a llamar a familias β€˜estoy en Puerto Madryn, acabo de estar con su hijo’ y nadie te lo creΓ­a. Algunos no, otros sΓ­, otros lloraban. Un padre me dijo gracias, es el mejor regalo que me puede hacer para el dΓ­a del padre, porque al otro dΓ­a era el dΓ­a del padre”… ”Yo no sabΓ­a que iba a llegar a la historia. Lo ΓΊnico que me alegra ahora es que van a entender que Madryn no es solo ballenas, ni que bajaron los galeses. AcΓ‘ bajaron los chicos de Malvinas, el dΓ­a que Madryn se quedΓ³ sin pan” . https://www.youtube.com/watch?v=NuUmL_F9mQQ&t=3s(Abrazar a los hΓ©roes: el REGRESO de los SOLDADOS tras la GUERRA de MALVINAS – Telefe Noticias).

AcΓ‘ se escucharon los primeros testimonios de los que volvieron del frente de batalla, muy diferentes de la falaz versiΓ³n del gobierno y de la prensa afΓ­n. En Madryn comprobamos con estupor y consternaciΓ³n que el buque Canberra, que los informes oficiales daban por inutilizado, arribaba con miles de soldados, apenas oxidado, sin problema alguno.

AcΓ‘ vimos por primera vez a soldados que fueron mal vestidos y peor armados, hambreados en las Islas, o estaqueados por sus superiores que se mostraron mΓ‘s valientes para reprimir, torturar y desaparecer a nuestros compatriotas durante la dictadura que frente a los ingleses en el campo de batalla.

AcΓ‘, en Madryn, percibimos las primeras secuelas de la guerra: vergΓΌenza, tristeza, bronca, impotencia y tambiΓ©n el desconcierto al recibir como ex combatientes mejor trato del enemigo que de sus propios superiores.

Nadie permaneciΓ³ indiferente, casa abriΓ³ sus puertas sin pedir nada a cambio y nuestros soldados retribuyeron a las familias con lo poco que tenΓ­an: cascos, gorros, abrigos, rosarios, guantes, quedaron en la ciudad como preciados tesoros de la guerra.

Hoy muchos recuerdan el cΓ‘lido recibimiento que le dimos los madrynenses como hΓ©roes de Malvinas y regresan a nuestra ciudad para recorrer los mismos lugares que transitaron aquel dΓ­a de junio de 1982, el Muelle Storni, la Barraca Lahusen , ese edificio en riesgo que aΓΊn espera que la mayorΓ­a de nuestros concejales se dignen a protegerlo para las futuras generaciones declarΓ‘ndolo patrimonio histΓ³rico de la ciudad, y reencontrarse con las familias que los acogieron a su regreso al continente con un plato caliente, un abrazo, compartiendo el pan, que representΓ³ en ese entonces mucho mΓ‘s que un alimento.

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