Se apagó una de las voces más luminosas de la ilustración infantil en Argentina. Juan Chavetta, creador de Puro Pelo y de tantos otros personajes entrañables que supieron hablarle a la infancia sin subestimarla, falleció este jueves tras atravesar una enfermedad en silencio. La noticia deja un vacío inmenso, pero también un legado imborrable que seguirá vivo en libros, paredes y corazones.
Chavetta no solo dibujaba. Abrazaba con sus dibujos. Conocía el lenguaje de la emoción y lo usaba con sabiduría: palabras simples, colores vibrantes, miradas amplias y un mensaje profundo que hablaba de valores esenciales —la ternura, la autenticidad, la resiliencia—. En un mundo cada vez más ruidoso, su arte fue siempre una pausa suave, una invitación a mirar lo pequeño, lo sincero, lo que realmente importa.
Puro Pelo, su creación más popular, es mucho más que una niña de pelo rebelde. Es un símbolo. Es infancia, pero también resistencia frente a lo artificial. Es alegría sin cinismo. Es empatía hecha personaje. Y por eso llegó a tantos rincones, porque su mensaje era universal, directo, honesto.
En 2018, Juan visitó Cipolletti para participar de la Feria del Libro. Allí, sobre calle Tres Arroyos, dejó algo más que un mural: dejó una huella. Pintó a la vista de todos, se dejó abrazar por el cariño de la gente, compartió risas, anécdotas, consejos. Fue su primer mural grande, y lo encaró como vivía: con humildad, con pasión, con ganas de compartir. Ese mural hoy es un monumento a su legado, un testimonio colorido de todo lo que dio.
Chavetta era daltónico, y lo contaba con una naturalidad que desarmaba. No como una dificultad, sino como una forma distinta de ver el mundo. Porque para él, nada era imposible si había pasión. Su vida entera fue una demostración de que el amor por lo que uno hace puede superar cualquier obstáculo. Ese, quizás, sea su mensaje más potente.
Hoy, su partida deja un dolor profundo, especialmente entre quienes crecieron o criaron a sus hijos con sus libros, sus ilustraciones, sus palabras. Pero también deja un camino. Un camino lleno de color, de ternura, de humanidad.
“Hoy mi papá se convirtió en la estrellita más linda del universo”, escribió su hija. Y es cierto. Porque Juan Chavetta ya no está, pero sigue brillando. En cada nene que se anima a dibujar. En cada adulto que reencuentra la ternura. En cada lector que encuentra en Puro Pelo una forma de volver a creer.
Hasta siempre, Juan. Gracias por tanto.