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¡EL AMOR QUE LA SALVÓ! La Conmovedora Historia de Julieta Prandi y Emanuel Ortega: del Calvario a la Sanación

La historia de amor de Julieta Prandi y Emanuel Ortega se tejió, casi por milagro, en el punto más álgido de la tormenta personal que atravesaba la modelo. Su romance floreció en plena pandemia, en un mundo parado por restricciones, con rutinas cabeza abajo; entonces, un mensaje azaroso en redes sociales desvió para siempre el curso de sus vidas. Una fotografía sencilla, capturada en Cuba justo antes de que el planeta se detuviera por completo, encendió esa primera chispa.
Julieta, con la memoria fresca y el sentimiento a flor de piel, contó ese instante exacto en “Cortá por Lozano” (Telefe): Emanuel, el músico, la contactó después de toparse con una foto de sus vacaciones familiares. Le escribió, destacando la ternura de la imagen. Así nació un intercambio que, en apenas dos meses, se convirtió en una pieza irrenunciable de sus días.
Ese contacto, sin embargo, no solo inauguró una nueva etapa sentimental; en realidad, funcionó como un salvavidas cuando Julieta se ahogaba en sus propias tempestades. Por esos días, ella se debatía en duras disputas judiciales contra su exmarido, Claudio Contardi. Era una batalla brutal por la custodia de sus hijos, donde los límites económicos la asfixiaban y una vulnerabilidad profunda, pocas veces expuesta, la carcomía por dentro.
“Estábamos en plena pandemia y él me escribió por Instagram. Vio una foto de Cuba, yo había ido hacía poquito allí, justo antes de que cerrara todo. Emanuel vio mi foto como dos meses después, y me escribió que esa imagen decía cosas hermosas”, recordó con voz vibrante en el programa de Vero Lozano. Y, casi como en una confidencia, agregó: “A mí Emanuel me gustó siempre y al ver el mensaje me puse a chequear si era el verdadero Emanuel Ortega. Nos pusimos a charlar y eso se convirtió en una rutina de todos los días durante dos meses”.
En ese mismo lapso, vivía apretujada en un pequeño departamento que alquilaba, tras haber dejado el hogar donde había compartido su vida con Contardi. No, en absoluto, se sentía plena. Estaba ahí, levantando pedazo a pedazo una cotidianidad segura, buscando la paz para criar a sus hijos, desesperada por recuperar su autonomía. Y por fin, llegó el día del primer encuentro: el 13 de agosto de 2020. Hoy, justo hace cinco años. “Primero fue un abrazo, que necesitábamos los dos. El beso fue unas horas después. Cuando lo vi, sentí que ya lo conocía”, narró, con la voz cargada de pura emoción, en el popular programa de espectáculos.
Mientras tanto, Emanuel, siempre lejos de los flashes, construía su vida con un bajísimo perfil, casi sin exposición pública. Para ese entonces, el cantante no tenía ni idea de la verdadera dimensión de la historia de Julieta: sus miedos, sus interminables luchas, y el proceso legal tortuoso que había iniciado contra su exmarido por crímenes gravísimos de violencia y abuso sexual.
El hijo de Palito Ortega, con una honestidad brutal, se abrió en Infobae: “Yo no conocía su historia de vida, directamente no sabía las cosas que había atravesado. Y a veces digo, ¿cómo esta persona está de pie y tan erguida, y con tanta fuerza y con tanta valentía, y con tantas ganas? Eso me sorprende mucho“. Su asombro era genuino.
El amor entre ellos maduró sin apuros, sin prisa, lejos de la vorágine mediática. Ambos son celosos de la intimidad de su vínculo en redes; solo en contadas ocasiones, como el reciente cumpleaños de Emanuel en octubre de 2024, deciden abrir un poco esa puerta. En esa fecha, la conductora le dedicó palabras que conmovieron: “Que el tiempo sea siempre tu cómplice y te acerque, irremediablemente, al pequeño Emanuel que sabe reírse a carcajadas por ninguna razón. Que el viento escuche tu risa y se sienta tentado de bailar. Y que nada te importe más que el momento presente que estás viviendo, porque hasta acá llegaste gracias a vos“. Un mensaje que desborda afecto, mostrando sin tapujos la increíble profundidad que había adquirido esa relación.
Y así, una fecha grabada a fuego: el mismo día en que Julieta celebraba cinco años de pareja con Ortega, la justicia dictó la sentencia contra Contardi, condenándolo a 19 años por abuso sexual agravado. ¡Qué casualidad! Esa asombrosa coincidencia cronológica transformó la jornada en un día de doble y profunda carga simbólica: el doloroso cierre de un ciclo de violencia insoportable y el inmenso festejo de una historia de amor que se había erigido como refugio, como el soporte más sólido, durante los años más oscuros.
Julieta lo puso en palabras que resonaron con verdad: él, su compañero de vida, su sostén inquebrantable, el primero en estar a su lado —más allá de sus hijos— en todo el arduo camino de recuperación emocional. Afuera del tribunal N.º 2 de Campana, con la voz quebrada pero llena de gratitud, expresó: “Hoy cumplimos cinco años, es nuestro aniversario. Es un premio para los dos porque para él también fue muy duro acompañarme”.
Ortega, siempre fiel a esa discreción que lo caracteriza, habla del vínculo con una cautela innata, pero sin perder la hondura. En una de esas entrevistas raras donde toca el tema, reflexionó sobre los inicios de todo. Cuando le preguntan quién conquistó a quién, él, con una sonrisa, juega con la hermosa complejidad de lo que construyeron juntos. Reconoció haber sido él quien dio el primer paso en las redes, y confirmó que pasaron meses antes de que sus miradas se cruzaran en persona. Esa particularidad, remarcó, fue lo que permitió que la conexión emocional se gestara y profundizara mucho antes de cualqer encuentro físico.
Esa mirada de su pareja, lo ha dicho ella misma, se volvió una fuente diaria de pura sanación. Lo confesó sin reservas cuando visitó “Noche al Dente” (América TV): “Esa mirada de Emanuel hacia mí es la que me sana todos los días”.
El tiempo, con su paso constante, les permitió reconocerse, confiar el uno en el otro y, por fin, construir un proyecto de vida compartido. Claro, el proceso no fue en absoluto sencillo, sobre todo para la modelo, quien admitió que para volver a confiar tuvo que sumergirse en un trabajo personal tan intenso como doloroso.
“No es solamente que el otro te haga sentir confiada, una tiene que trabajar sus propios fantasmas, sus propias sombras”, explicó, dibujando el esfuerzo individual que, aunque acompaña, nunca reemplaza el apoyo ajeno. Terapias, diarios personales y distintas formas de introspección, como las constelaciones familiares, fueron herramientas clave que la ayudaron a prepararse para ese reencuentro.
Y la certeza de que estaban destinados a cruzarse ocupó un lugar central en su relato, una convicción profunda: “Siento que no es un encuentro, es un reencuentro, que nosotros teníamos que estar juntos, definitivamente”, sentenció.
La de Julieta y Emanuel es una historia que se edifica día a día, ladrillo a ladrillo; una trama que arrancó de la manera más inesperada, en el momento y el contexto más oscuros para la conductora de La 100. Pero ella, contra todo pronóstico, supo volver a apostar al amor, renaciendo después del infierno que vivió con su expareja.

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