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Consumo en crisis: caídas históricas, especulación de precios y señales de alerta económica

El último dato de inflación, que marcó un 1,9% en julio, encendió las alarmas no solo por la suba en sí, sino por lo que anticipa: agosto mostrará un índice aún mayor, impulsado por el aumento del dólar y las expectativas de devaluación. Así lo advirtió el economista Félix Schmidt, especialista en consumo masivo y análisis financiero, quien aseguró que “la inflación de agosto superará el 2%”.

Si bien desde el Gobierno nacional intentaron mostrar optimismo al destacar una “inflación núcleo” del 1,5%, Schmidt fue tajante: “No hay nada que celebrar”. Y agregó: “El tipo de cambio está planchado artificialmente. Es la única variable que están conteniendo para mostrar algo de estabilidad de cara a las elecciones. Pero no es sostenible”.

Consumo masivo: retroceso a niveles de 2003

El golpe más visible de la crisis es en el consumo de las familias. Según Schmidt, los niveles actuales de consumo masivo son comparables a los del año 2003, uno de los momentos más críticos tras la crisis del 2001.

“El consumo cayó cerca de un 20% en todos los rubros, con algunos sectores como el alimentario que llegaron a registrar caídas del 25%”, detalló. Empresas líderes como La Serenísima, Arcor y Molinos muestran balances negativos, y cadenas internacionales como Walmart, Macro y recientemente Carrefour se han retirado o reestructurado sus operaciones en el país.

El nuevo patrón de consumo: menos calidad, menos cantidad

El deterioro del poder adquisitivo ha provocado un cambio drástico en los hábitos de compra. “Primero se baja la calidad: de carne se pasa a pollo, luego a soja o vegetales. Pero hoy ya estamos en una etapa donde muchas familias directamente están reduciendo la cantidad de comidas”, explicó Schmidt.

Pese a algunos datos oficiales que hablan de una “recuperación” en el consumo de carne (unos 50 kg per cápita), el economista aclara: “Es apenas una suba desde uno de los peores pisos históricos de los últimos 110 años”. El consumo de leche también sigue en niveles extremadamente bajos, y gran parte de la producción se destina a la exportación.

Subas de precios diarias: especulación y concentración

Una de las grandes preocupaciones del consumidor es la inestabilidad de los precios. Productos básicos como lácteos y fiambres pueden variar de un día para otro, sin explicación clara. Para Schmidt, la causa es la especulación por una futura devaluación: “Los empresarios creen que el dólar va a subir después de las elecciones, y suben los precios anticipadamente”.

El economista también apuntó a la alta concentración del mercado, donde apenas 10 grandes empresas manejan el 50% del consumo. “Muchas de estas compañías ni siquiera toman decisiones en Argentina. Las estrategias de precios pueden definirse desde Nueva York, y eso afecta directamente el bolsillo del consumidor argentino”, afirmó.

Tasas altas y más crédito para sobrevivir

El encarecimiento del crédito es otra de las aristas que impacta sobre el consumo. Con la reciente suba de tasas de interés, los argentinos recurren más que nunca a la tarjeta de crédito para pagar alimentos.

“En 2023, el pago con tarjeta de crédito representaba un tercio de las compras en supermercados. Hoy ya llega al 47%. Las familias ya no compran con efectivo o débito porque simplemente no tienen plata”, explicó Schmidt.

Además, la reducción del trabajo informal y de las “changas” ha disminuido la circulación de efectivo, lo que también transforma las formas de pago, con una leve suba en el uso de códigos QR, aunque con impacto aún marginal.

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