YPF —la petrolera estatal argentina— avanza en su intención de incursionar en la minería de uranio como parte de un plan para diversificar su matriz energética y convertir a la energía nuclear en una nueva fuente de divisas para el país hacia 2030.
El proyecto está siendo impulsado a través de YPF Nuclear, una unidad especializada dentro de la compañía, que ya identifica yacimientos con potencial en Mendoza y Chubut, provincias que cuentan con antecedentes de exploración y reservas de este mineral clave para el funcionamiento de las centrales nucleares.
La iniciativa no es menor: Argentina no produce uranio desde 1997, lo que obliga a importar el material para alimentar sus tres centrales nucleares —Atucha I, Atucha II y Embalse—. La reactivación de esta actividad no solo apunta a garantizar el autoabastecimiento, sino también a posicionar al país como exportador en un mercado global en crecimiento, en medio de una transición energética que busca fuentes más limpias y estables.
“El mundo va hacia una nueva etapa de desarrollo nuclear y Argentina tiene todo para ser parte de ese proceso”, señalaron fuentes de YPF, que ven en el uranio una oportunidad estratégica a largo plazo.
Sin embargo, el camino no está despejado. En ambas provincias mencionadas existen fuertes resistencias sociales y políticas a la minería de uranio, especialmente por sus impactos ambientales y por las leyes que, en el caso de Chubut, directamente prohíben este tipo de actividad extractiva. La discusión ya empieza a ganar terreno en la agenda pública.
En paralelo, desde el gobierno nacional se observa con interés esta posible nueva veta exportadora, que podría contribuir a reducir el déficit energético y mejorar el ingreso de divisas, en un contexto donde el desarrollo nuclear vuelve a estar en el radar internacional como parte de las soluciones al cambio climático.