La incertidumbre se transformó en angustia concreta para los trabajadores de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV). Con la confirmación de su disolución, el futuro de 169 familias en Chubut —la mayoría bajo contratos temporarios— está en peligro. Así lo expresó Soledad García, Secretaria General del Sindicato de Empleados Viales y Afines (SEVYARA) en la provincia, en una conversación en la que el desconcierto, la bronca y el dolor fueron protagonistas.
“Estamos todos muy mal. Preocupados. No sabemos qué va a pasar con nosotros ni con las rutas nacionales”, dijo García, al referirse al anuncio del Gobierno Nacional sobre la disolución de la DNV. La medida, aún sin un marco normativo claro ni precisiones operativas, dejó a los trabajadores sin información oficial ni respaldo político. “No nos reciben. Ni el gobernador de la provincia se expresó al respecto”, señaló.
La funcionaria sindical subrayó que no se trata solo de una cuestión laboral: “El concesionario privado no va a venir a mantener rutas en la Patagonia si no hay rentabilidad. Acá no es viable, las rutas nacionales van a quedar abandonadas”.
El gremio, que tiene representación en todo el país, ya inició denuncias judiciales por irregularidades vinculadas a los fondos del impuesto al combustible, que financia el mantenimiento vial. Sin embargo, las acciones legales no logran frenar la avanzada oficial. “Nos amenazan con esto hace más de un año. No hay paritarias. No nos reciben en el Ministerio de Trabajo. Y ahora esto”, remarcó.
“Convenio colectivo propio, pero sin lugar donde trabajar”
Uno de los puntos más delicados es el futuro inmediato de los trabajadores. Aunque el salario se sigue cobrando regularmente, no se actualiza desde hace nueve meses, y ronda los 1.200.000 pesos. Sin embargo, el básico es de apenas 396.000 pesos. Ante la eventual aplicación de la Ley Bases, quienes queden sin funciones cobrarán durante un año ese monto básico. “¿Dónde nos van a reubicar? En ningún lado. Están echando gente de todos los organismos”, dijo García con tono resignado.
Además, la mayoría de los trabajadores en Chubut son contratados, y muchos de ellos cumplen funciones esenciales en rutas, en condiciones climáticas extremas. “Los contratos se terminan y listo. No hay garantías. No hay protección. Son quienes están día a día en la ruta”.
Esperando un decreto de madrugada
La jornada del anuncio fue de máxima tensión. Las versiones se modificaron durante el día y al momento de la entrevista, los trabajadores seguían esperando la publicación del decreto en el Boletín Oficial, que pondría en marcha oficialmente la disolución.
“No podemos tomar ninguna medida si no sabemos exactamente qué va a pasar. Pero sí vamos a actuar. Mañana tenemos asamblea en Chubut y también a nivel nacional. Vamos a hacer lo que tengamos que hacer para defender nuestros puestos de trabajo”, advirtió García.
Mientras tanto, el vacío institucional, la falta de diálogo político y el avance de una política de desmantelamiento del Estado nacional tienen consecuencias concretas: familias en vilo, rutas sin mantenimiento y una provincia que mira para otro lado.