Desde hace meses, en las páginas del diario El Chubut aparece un nombre que llama la atención de los lectores interesados en la historia patagónica: Martín Fennen. Investigador, navegante y referente del Centro de Estudios Históricos de Puerto Madryn, Fennen se ha dedicado a recuperar un aspecto poco explorado de la historia local: el rol de las embarcaciones en la colonización galesa y en el desarrollo de la región.
En diálogo con LU 20, Fennen compartió detalles de su trabajo y la motivación detrás de su vocación: “Todo empezó en 2019 cuando relaté la vuelta al mundo de Magallanes. Como todo lo que se hizo en esa época fue por mar, me enfoqué en la madera, la carpintería naval, y los barcos. Cuando terminé ese ciclo, decidí seguir contando historias locales, especialmente sobre las embarcaciones que marcaron nuestra zona y que han sido poco contadas”.
Barcos con historia: Unión al Mimosa
Uno de los casos emblemáticos que Fennen recuperó fue el del barco Unión, una goleta que encalló cerca de la desembocadura del río Chubut en 1878 y cuyo casco fue reutilizado como aula improvisada para los primeros colonos. “Muchos creen que Playa Unión se llama así por la ‘unión’ del río con el mar, pero en realidad puede deberse al nombre de ese barco”, explicó.
Pero quizás el buque más significativo en su investigación es el Mimosa, la embarcación que trajo a los primeros colonos galeses a la Patagonia en 1865. Fennen reveló que este barco no fue la primera opción: “Originalmente iban a viajar en otro barco, el Altons Castle, pero como no llegó a tiempo, alquilaron el Mimosa. Fue una nave rápida, tipo clipper, usada para el transporte de té y café, no para pasajeros. Hubo que acondicionarlo completamente”.
La travesía no fue sencilla: 153 galeses se embarcaron en un viaje incierto, sin saber cuánto duraría ni qué los esperaba al otro lado del Atlántico. “Fue una decisión arriesgada, movida por la fe, la esperanza y la promesa de libertad cultural”, comentó Fennen. “Había que acondicionar la bodega para que vivieran familias enteras, con divisiones entre hombres, mujeres y niños, baños, espacios comunes. Fue una inversión grande para la época”.
Una pasión nacida en el mar
Fennen no es un historiador académico tradicional. Su vínculo con el mar es profundo y personal. “Desde chico estuve ligado al Club Náutico de Puerto Madryn. Navegué, construí kayaks a vela con mi padre, recorrí el Golfo Nuevo y hasta me animé a cruzar al Atlántico en una lancha motor. El mar fue mi segunda casa”, cuenta con entusiasmo.
Actualmente, se encuentra escribiendo también sobre la historia del Club Náutico, que este año cumple 70 años. “Siempre me interesó saber qué había más allá, cruzar la línea del horizonte. Y esa inquietud me llevó también a querer conocer las historias de los barcos que navegaron nuestras aguas”.
Rescate de la memoria marítima
Las publicaciones de Fennen han despertado el interés de muchos lectores por conocer la historia detrás de los barcos abandonados, los cascos varados en las costas y los nombres que sobreviven en playas y localidades. “Hay mucho romanticismo en la historia, pero también hechos concretos que merecen ser contados. El objetivo es recuperar la memoria marítima de la región”, señaló.
En vísperas del 160° aniversario de la llegada del Mimosa a las costas del Golfo Nuevo, Fennen no espera solo la efeméride. Él comenzó a relatar esa historia desde principios de año, anticipando que detrás de cada fecha hay un proceso más profundo de evolución, esfuerzo y sacrificio colectivo.