César Herrera, director del Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
En una entrevista radial, Herrera alertó sobre el deterioro acelerado del poder adquisitivo y el crecimiento del uso del crédito como única vía de supervivencia: “Muchas familias están usando la tarjeta de crédito para comprar comida. El problema es que eso genera una bola de deuda cada vez más difícil de parar”, explicó.
Según datos relevados por el Observatorio y el Banco Central, la morosidad en préstamos personales superó el 4%, mientras que en tarjetas de crédito también se incrementa sostenidamente. Herrera detalló que el sistema financiero argentino presta poco al consumo en comparación con otros países de América Latina, y cuando lo hace, lo hace a tasas muy elevadas. “El spread entre lo que cobra y lo que paga el banco está en niveles altísimos, lo que hace muy costoso endeudarse”, señaló.
Una crisis silenciosa que se profundiza
El economista fue enfático al afirmar que el país atraviesa una etapa de transición económica peligrosa: “Se está incubando a fuego lento una crisis que no hemos visto nunca. Hay una estabilidad forzada, pero los ingresos están estancados y las canastas básicas no dejan de subir. Cada vez se necesitan más estrategias para sobrevivir”.
En este contexto, recomendó con preocupación que las familias busquen mecanismos de autosustento: “Estamos cambiando de régimen, y eso nos va a exigir cosas que nunca hicimos. Desde repensar la manera en que consumimos hasta producir nuestros propios alimentos. Yo mismo he empezado, con poco éxito, un invernadero en casa. No es fácil, pero creo que hay que amigarse con la naturaleza”.
También hizo hincapié en que los hogares deben revisar sus finanzas con una mirada crítica: “Hay que tratar de evitar pagar una deuda con otra deuda. Si se va a financiar con tarjeta, que sea sabiendo que la tasa es muy alta. En lo posible, recurrir a préstamos personales que tengan menores costos financieros totales”, aconsejó.
El salario y la pérdida de poder adquisitivo
Uno de los puntos más preocupantes que abordó Herrera fue el estancamiento del salario real. Explicó que, según los estudios del Observatorio, un docente universitario que en enero de 2023 podía cubrir dos canastas básicas, hoy apenas alcanza a cubrir 1,5, y ese valor viene cayendo mes a mes. “Lo que para el Gobierno es una mejora –pasar de uno a 1,5– para nosotros representa una pérdida real, porque antes se ganaban dos canastas”, sostuvo.
Esto se replica en el empleo público, privado y especialmente en los trabajadores informales, donde la precarización crece. “Hay que empezar a entender que el sistema que conocimos está mutando hacia otro, y eso requiere nuevas formas de organización social, más colaboración y menos individualismo”, reflexionó.
Una advertencia para gobiernos y sociedad
La entrevista cerró con una frase contundente: “Nadie sale solo de esto”. Herrera insistió en que será clave el rol del Estado, las instituciones educativas, los gremios y las comunidades locales para afrontar el desafío que se avecina: el rediseño del vínculo entre trabajo, ingresos, consumo y producción.
En tiempos de incertidumbre económica, Herrera dejó una reflexión profunda que combina análisis técnico con una mirada social y humanista: “No se trata solo de finanzas, sino de cómo vamos a vivir en un mundo cada vez más complejo. Hay que prepararse para un cambio de época”.