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El jabalí, una amenaza silenciosa que avanza hacia la Patagonia

El jabalí europeo, una especie exótica invasora, ya no solo habita las pampas o zonas cordilleranas: ha llegado al Valle Inferior del río Chubut y amenaza con instalarse en la costa patagónica, como advierte el Lic. Víctor Fratto, director del programa REFAUNAR de la Fundación Club de Roma.

Es una de las 10 especies invasoras más peligrosas del mundo. Tiene una capacidad de adaptación enorme, se reproduce rápido, destruye cultivos, afecta a la fauna nativa y transmite enfermedades tanto al ganado como a los humanos”, explicó Fratto en diálogo con Radio LU17. Su diagnóstico es contundente: el jabalí ya no es un problema futuro; es una amenaza presente y extendida.

De Pedro Luro a Península Valdés

La historia del jabalí en Argentina comienza en 1904, cuando Pedro Luro, fundador del primer coto de caza del país, introdujo la especie desde Europa para practicar la actividad en La Pampa. Desde entonces, el animal ha expandido su territorio en distintas direcciones, incluyendo la región cordillerana, la meseta central y ahora el este de Chubut.

“Hace más de 15 años lo vimos en las Plumas, y ya está en Península Valdés y en el Valle. Viene bajando desde la cordillera por el río Chubut y también avanza desde Río Negro por la meseta y la costa”, alertó Fratto.

Un problema ambiental, sanitario y productivo

Lejos de ser una anécdota exótica, el avance del jabalí implica serias consecuencias ecológicas y económicas:

  • Devasta cultivos y mallines en su búsqueda de alimento.

  • Depreda fauna nativa, incluyendo huevos de pingüinos y flamencos.

  • Transmite enfermedades como triquinosis y otras zoonosis que afectan tanto al ganado como a las personas.

  • Genera costos millonarios por los daños en el agro y la infraestructura rural.

Fratto también señaló que en algunas zonas ya ni siquiera es atractivo para la caza, porque muchos ejemplares están infectados y no son aptos para el consumo. “Ya no es un recurso, es un problema sanitario”.

Un animal imparable

El jabalí es un animal robusto, agresivo y de gran resistencia. Algunos ejemplares alcanzan los 130 kilos, especialmente si han sido cruzados con cerdos domésticos. Y nada lo detiene: puede romper alambrados como si fueran papel y avanzar en grupo, arrasando todo a su paso.

“Una piara puede arrasar un maizal en una noche. Entra como una camioneta, rompe el alambrado y atrás lo siguen todos”, relató Fratto, que conoce de primera mano las consecuencias del avance del jabalí en zonas rurales.

¿Qué se está haciendo?

La caza deportiva, común en muchas provincias, no alcanza para controlar la población. “No perjudica, pero tampoco resuelve el problema”, dijo. Por eso, algunas jurisdicciones ya están empezando a implementar políticas de captura masiva, similares a las que se usan en Brasil: jaulas especiales con sebo donde quedan atrapados grupos enteros.

Fratto advirtió que el país necesita una estrategia nacional de manejo, porque el impacto del jabalí es transversal: afecta a la biodiversidad, la salud pública y la economía regional.

“Sigo diciéndole a los productores: dejen de preocuparse por el puma, empiecen a preocuparse por el jabalí. Es mucho más destructivo”, insistió.

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