Madryn

Reductores de velocidad en Muzzio y Fuerte San José

El pasado viernes por la tarde, la Municipalidad de Puerto Madryn comenzó la instalación de reductores de velocidad en la conflictiva rotonda de las Avenidas Juan Muzzio y Fuerte San José, en la zona norte de la ciudad.

La intervención tiene un objetivo claro: obligar a los conductores a reducir la velocidad al ingresar a la rotonda, promoviendo una circulación más segura y disminuyendo drásticamente las probabilidades de siniestros viales.

La Dirección de Tránsito Municipal fue la responsable de implementar la medida, pero el verdadero motor de esta acción fue la comunidad organizada. Vecinas y vecinos de los barrios aledaños se cansaron de esperar una tragedia mayor para ver respuestas concretas, y decidieron actuar: visibilizaron, reclamaron, insistieron.

Durante semanas —y en algunos casos, incluso meses— se repitieron las advertencias. Las publicaciones periodísticas pusieron en primer plano los testimonios de víctimas, la frecuencia de los accidentes y la falta de empatía al volante. Se compartieron imágenes, datos y reclamos, y las redes sociales hicieron su parte amplificando esas voces hasta volverlas imposibles de ignorar.

En declaraciones recientes, autoridades municipales explicaron que la medida fue precedida por estudios técnicos y reuniones intersectoriales, donde se analizó no solo la colocación de los dispositivos, sino también el impacto estructural que podrían generar. En palabras del personal de Tránsito, la intervención surgió de un análisis conjunto con el área de Desarrollo Urbano y Obras Viales, que decidió avanzar luego de constatar que las campañas de concientización no bastaban para frenar la velocidad en esa intersección.

“La ciudad fue creciendo y muchas calles quedaron mal diagramadas. La rotonda en esa esquina no cumplía su función. Intentamos con operativos de educación vial, pero no logramos cambiar el comportamiento. Por eso, optamos por esta solución física, concreta”, explicaron.

También se confirmó que los reductores fueron colocados previo a los cruces peatonales, buscando no solo frenar a los vehículos, sino también priorizar a quienes se desplazan a pie.

El problema, señalaron vecinos y autoridades por igual, era más profundo: una falta de empatía social en el tránsito urbano, donde “parecía regir la ley del más fuerte”. Quienes circulaban por la avenida aceleraban para evitar ceder el paso, y los residentes de los barrios cercanos encontraban casi imposible cruzar o incorporarse a la rotonda sin exponerse a un accidente.

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