Aunque el Índice de Precios al Consumidor (IPC) nacional registró una inflación del 3,7% en abril, en Puerto Madryn la canasta básica relevada por el Centro de Estudios José María Rey mostró una suba más moderada: 2,7% en comparación con marzo. Así lo confirmó Claudio D’Ermo, referente del centro, en diálogo con este medio.
Desde 2020, la organización realiza un seguimiento mensual sobre 50 productos de consumo básico entre alimentos perecederos, no perecederos, carnes, verduras y algunos lácteos. “No pretendemos hacer un IPC como el nacional, que incluye otros rubros como transporte, vestimenta o recreación. Lo nuestro es más concreto: cuánto cuesta alimentarse en Madryn”, explicó D’Ermo.
La inflación, más baja pero persistente
Según detalló, en los últimos cinco meses se viene registrando una meseta inflacionaria que ronda entre el 2,5 y el 2,8%. Sin embargo, el efecto en el bolsillo sigue siendo significativo, sobre todo porque los salarios permanecen estancados.
“El problema no es solo cuánto aumentan los precios, sino que los ingresos no suben. Por eso, aunque el número sea más bajo, la gente siente que no le alcanza”, indicó.
Además, D’Ermo aclaró que el estudio se realiza en los cuatro supermercados más grandes de la ciudad, sin considerar negocios de cercanía, donde los precios pueden ser aún más altos. También evitan registrar valores de productos en oferta para evitar distorsiones.
El rol de las expectativas y la especulación
Uno de los factores que más incide en la evolución de los precios, según el especialista, es la especulación y las “expectativas inflacionarias”.
“Muchos precios se fijaron a futuro, con previsiones de dólar muy por encima del actual. Hoy el dólar bajó, pero los productos no retroceden. Hay colchones de rentabilidad que aún se mantienen”, remarcó.
En ese sentido, D’Ermo cree que es poco probable que el Gobierno nacional avance con sanciones o controles estrictos de precios, dada su postura liberal. “No creo que haya controles. Tal vez Comercio Interior dialogue con las cadenas, pero no impondrá valores como en otras gestiones”, opinó.
Cambios en el consumo: compartir y producir en casa
El relevamiento también permitió observar cambios en los hábitos de compra de las familias madrynenses. “Se están organizando para comprar en conjunto: bolsas de papas, cebollas, harina, todo por mayor. También se ve más gente haciendo pan casero en lugar de comprarlo”, señaló.
Estas estrategias no son nuevas, pero están resurgiendo como forma de abaratar costos y optimizar recursos. No obstante, advierte que muchas veces comienzan con entusiasmo y terminan generando conflictos entre quienes participan.
Consejos para cuidar el bolsillo
D’Ermo cerró con un consejo práctico que puede parecer antiguo, pero sigue vigente: hacer una lista antes de ir al supermercado. “La mayoría compra por impulso, y eso hace que al llegar a la caja pague un 30% más en cosas que no eran necesarias. La presentación y el marketing están hechos para tentar. Hay que comprar con cabeza, no con los ojos”, dijo.
Un llamado a la conciencia del consumidor
“Los consumidores no pueden frenar la inflación, pero sí pueden decidir cómo consumen”, concluyó. En un contexto económico incierto, con precios aún elevados y salarios estancados, estrategias de organización familiar y consumo consciente se vuelven herramientas clave para transitar la crisis.