Cada año, entre marzo y mayo, uno de los espectáculos naturales más impresionantes del planeta tiene lugar en las costas de Península Valdés: la llegada de las orcas. Este fenómeno único ha convertido a la región en un destino imperdible para amantes de la naturaleza, fotógrafos, documentalistas y turistas de todo el mundo.
Las orcas que habitan estas aguas han desarrollado una técnica de caza inusual y fascinante conocida como varamiento intencional: se lanzan hacia la costa para capturar crías de lobos y elefantes marinos, desafiando el riesgo de quedar varadas en tierra. Esta estrategia solo se ha registrado en contados lugares del planeta y convierte a Península Valdés en un laboratorio natural de comportamiento animal.
La mejor época para observar esta conducta va de marzo a mayo, especialmente en las playas de Punta Norte, dentro del Área Natural Protegida Península Valdés, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. El acceso al mirador de Punta Norte permite avistajes responsables y seguros, siempre respetando el entorno y bajo la normativa de conservación vigente.
“Es un momento mágico. No hay garantías de verlas en acción, pero cuando ocurre, es inolvidable. Es como presenciar un documental de la vida salvaje en vivo”, comenta Andrea Ruiz, guía de turismo local.
Además del avistaje de orcas, Península Valdés ofrece un abanico de experiencias para los visitantes: avistamiento de aves, senderismo, visitas a salinas, avistaje de delfines y fauna terrestre como guanacos, maras y zorros. La temporada de ballenas francas australes comienza en junio, lo que extiende la oferta turística natural durante gran parte del año.
Empresas locales ofrecen salidas guiadas, hospedajes sostenibles y propuestas gastronómicas que realzan la experiencia patagónica, con productos de mar y sabores regionales. La infraestructura turística ha crecido respetando el equilibrio ambiental que caracteriza a la región.