Un relevamiento reciente de Pulso Research revela un dato preocupante para el gobierno nacional: el 52,2 % de los argentinos no cree en el índice de inflación que publica mensualmente el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). La cifra refleja una creciente desconfianza ciudadana hacia los datos oficiales, incluso en un contexto donde el organismo intenta recuperar la legitimidad institucional tras años de cuestionamientos.
La pérdida de credibilidad no es un fenómeno nuevo. Durante más de una década, especialmente entre 2007 y 2015, el INDEC fue fuertemente criticado por la presunta manipulación de estadísticas oficiales, incluyendo las del costo de vida. Aunque a partir de 2016 se iniciaron procesos de normalización técnica e institucional, la percepción negativa entre amplios sectores de la sociedad persiste.
Impacto político y económico
La desconfianza en el dato de inflación tiene implicancias directas no solo en términos de imagen institucional, sino también en la capacidad del Estado para diseñar políticas públicas creíbles y generar expectativas económicas estables.
La encuesta de Pulso Research no solo mide una percepción social: también pone en cuestión uno de los pilares clave del actual programa económico, que busca mostrar una desaceleración sostenida del índice de precios al consumidor como parte del ajuste fiscal y monetario impulsado por la administración de Javier Milei.