Este fin de semana la música dio a luz una nueva expresión musical: Alma del fuego. Una banda que incursiona en la fusión del rock y la música patagónica. ¿Acaso eso es posible? Alma del fuego es la muestra de que sí.
Chubut es rica en expresiones culturales de todo tipo, abundan los buenos poetas, artistas plásticos, músicos, cantores, bailarines y actores. En este universo de hacedores culturales nace cada tanto algo único, que emite una luz propia que no sólo ilumina sino que llena de esperanza a la gente.
La banda surgió en plena pandemia. Sergio Llancamán, reconocido artista rawsense, poeta por excelencia y dueño de una voz única y poderosa, se planteó la necesidad de abandonar la idea del músico solista y unir su talento al talento de otros músicos.
Así, y con la base de que el todo es más que la suma de sus partes, cada individualidad fortalece y suma su creatividad a la banda: Sergio Llancamán en voz y guitarra; Mariano Ponte en teclados; Mauricio Rocco en batería; Alexander Santrovichi en primera guitarra y Marcelo Ojeda en bajo.
La banda presentó en el Galpón de la Mercane en Dolavon su material que incluye clásicos de la música patagónica de la mano de temas de autores como Hugo Giménez Agüero y los neuquinos hermanos Berbel con temas propios escritos por Sergio Llancamán y Mariano Ponte. Cabe señalar que el material fue grabado en un estudio de Puerto Madryn.
Además de la música la banda regaló la primera remera con el logo de la banda, una creación de Mariano Ponte que además de músico es un reconocido artista plástico de Dolavon.
Sus letras hablan de lo propio de la Patagonia, la defensa de los recursos naturales, la reivindicación de los pueblos originarios y por supuesto el amor y la geografía propia de estas tierras. Loncomeos con aire de rock, rock con aire de loncomeos, esa es la nueva propuesta de Alma del fuego y los aplausos de este fin de semana legitiman a la propuesta
