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CONFLICTO DE INTERESES

CONFLICTO DE INTERESES
Por José Voytenco, Secretario General de la UATRE (*)
y Presidente del RENATRE (**)
Este año estamos transitando el Centenario de los Mártires de la
Patagonia Rebelde, cuando miles de trabajadores rurales fueron
masacrados por cometer el delito de luchar por su dignidad.
Ha pasado un siglo de aquella vergüenza nacional, pero ¿se puede
afirmar que ya no existen vestigios en nuestro campo de desprecio
por los humildes que ponen el cuerpo para generar la producción que
enorgullece al país? ¿Ya no hay más condiciones indignas de vivienda
para los que trabajan ni hambre para sus hijos? ¿Acaso se cumplen
en nuestro sector agropecuario los valores de respeto por los
derechos humanos consagrados universalmente? ¿Cambió mucho la
realidad laboral de la mayoría de los trabajadores rurales después de
un siglo?
Existen en la actualidad alrededor de 350 mil trabajadores y
trabajadoras rurales registrados, pero no menos de 500 mil todavía
trabajan sin estar registrados, sin aportes a la Seguridad Social, sin
cobertura de salud ni aportes al sistema previsional, muchos de ellos
padeciendo situaciones de explotación laboral o trata de personas, a
los que hay que sumar un número aún indeterminado de niños y niñas
que trabajan en el campo cuando tendrían que estar jugando y
educándose.
La Ley 25.191 que estableció la obligatoriedad de la Libreta del
Trabajador Rural y creó el RENATRE entró en vigencia efectiva el 8
de marzo de 2002. Casi dos décadas después, los resultados no se
compadecen con los altos objetivos que le dieron origen a esta
institución. Es decir, en todos estos años se produjeron muchos e
innegables logros, pero, sin embargo, el problema de fondo no fue
solucionado. ¿Cuáles pueden ser los motivos? Para nosotros, hay un
motivo principal y es el natural conflicto de intereses entre el sector
patronal y el sector obrero.
La creación del RENATRE fue fruto de la lucha sindical y política de la
UATRE durante más de una década para lograr la sanción de la ley
correspondiente. Fue nuestra organización la que propuso y defendió
el texto, incluyendo a las entidades representativas de los
empresarios compartiendo el Directorio de la entidad y asumiendo
alternativamente con el gremio su presidencia.
Lo hicimos porque entendemos que los trabajadores rurales
necesitamos más y mejores emprendimientos, más y mejores puestos
de trabajo, y para eso tenemos que trabajar mancomunadamente con
el sector patronal. Así nació la consigna “Somos el Campo”, reuniendo
en una sola voluntad a todos los actores involucrados para proponer
políticas de estado y para defender al sector.
Pero cuando pasamos a la gran tarea de la registración laboral o,
dicho claramente, a la lucha contra el trabajo no registrado y la
explotación laboral, ahí ha aparecido siempre el conflicto de interés.
Es casi una obviedad recordar la fábula del zorro en el gallinero, pero
lo cierto es que los patrones no son zorros y los trabajadores no
somos gallinas, lo que sí es cierto y concreto es que la vocación por
terminar definitivamente con la situación de indignidad de la mayoría
de los trabajadores y trabajadoras rurales está en el pensamiento y
en la acción de la UATRE, entidad gremial que los representa, y no
en las entidades que representan a los patrones.
Para poder terminar en un plazo cierto con el trabajo no
registrado, y por lo tanto ilegal, en el sector agropecuario, el
poder de policía del trabajo debe dejar de estar compartido
entre la UATRE y las entidades empresarias. Por eso es
imprescindible la actuación de los legisladores nacionales
para modificar la Ley y hacer del RENATRE una institución
fuerte y con las herramientas necesarias para concretar la
misión para la cual fue creado.
Se necesitan medidas de fondo, drásticas y rápidas, para contar con
el poder necesario para inspeccionar todos los establecimientos
rurales, a lo largo y a lo ancho de nuestro dilatado territorio, y
asegurar el cumplimiento estricto de la legislación laboral.
No podemos pasar por alto que la cerrada e irracional negativa al
bono de fin de año de 15 mil pesos solicitado por la UATRE haya
dejado en claro la existencia de una posición profundamente anti
obrera de buena parte de la corporación empresarial, posición que no
se sustenta tanto en criterios o intereses económicos, sino que
evidentemente se apoya en concepciones políticas o ideológicas que,
en pleno siglo XXI, en última instancia pretenden justificar las
indignas condiciones de vida de miles de familias trabajadoras, la
explotación laboral, el trabajo infantil y la trata de personas.
Por otra parte, la existencia de productores rurales que cumplen con
la ley, respetan las obligaciones laborales que les competen y al
mismo tiempo son exitosos en sus empresas, da por tierra cualquier
argumento falaz en el que intentan refugiarse los explotadores y
negreros cuando afirman que “si tengo que tener todo en blanco no
me cierran los números”.
Si no les cierran los números es porque no son buenos empresarios,
y pretenden manejar sus campos al estilo “patrones de estancia”,
manejando sus dominios como si estuvieran viviendo en el feudalismo
medioeval.
Seguimos creyendo en la necesidad del trabajo mancomunado entre
el sector obrero, el empresariado y el estado para generar políticas
públicas que permitan un auténtico desarrollo de este sector
estratégico de nuestra economía y que tiene un enorme potencial.
Pero en la gran tarea de poner fin a la explotación laboral, la trata de
personas y el trabajo infantil en el sector agropecuario, tenemos que
ser los trabajadores, en conjunto con los organismos pertinentes del
estado, los que aseguremos llegar al fondo de esta cuestión, para
concretar como realidad efectiva que todo el peso de la Ley caiga
sobre los delincuentes explotadores y negreros, cuya existencia es
una vergüenza nacional que no merece nuestro sector y que no
podemos ni debemos seguir soportando.
José Voytenco
Secretario General de UATRE
Presidente del RENATRE

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